Un año la familia ha vuelto a actuar en nuestro cole.
Rafa, Irene, Ana, Luigi y Rocío junto a Carolina, Daniela, Aroa, Nerea y Lucas nos han hecho disfrutar de una obra preciosa
¿Pero qué será esa cosa gigante y pequeña a la vez?
¿Será un rayo, un búho, un elefante, una mentira, una serpiente, una estrella fugaz?
¿Qué sucederá en esta obra?
Las cosas sencillas, que salen del corazón con muchas ganas tienen que salir bonitas, ha sido una obra fantástica que espero podáis al menos leer por aquí e incluso verlo, pudimos grabarlo aunque se ve algo oscuro.
Ojalá se animaran y llevaran esta obra al Blas Infante, porque es una maravilla.
ENERO
Aquí estamos, comenzando el año. Las campanadas suenan, y las uvas tomamos una tras otra. Aparece, se va, vuelve, se queda. Y casi sin pestañear, llegan los reyes, tres personajes cargados de mucho para todos y todas.
Se siente, aquí está, se encuentra en todos los rincones de la casa. Incluso, en los zapatos llenos de caramelos. También en el parque, junto al brillo de la bici nueva, cerca del olor de las muñecas, se siente en el cochecito nuevo y en el patinete.
La guardamos en una caja para recordarla en un futuro. Pero al crecer descubrimos, que ya no está. No está en el cajón de los juguetes. No está en una lata de bombones.
EN TODOS SE ENCUENTRA
FEBRERO
Pasan los días. Una niña, intentó atraparla como si fuera una mosca. Y voló, voló, voló...
Y entre confetis y máscaras se quedó. Se quedó durante los días de carnaval. Se quedó durante el pasacalles.
Aquí está, conmigo, contigo, con todos nosotros, entre disfraces de mil colores y formas. Está junto a esos disfraces de ratones, junto a las abejas también. Acompaña a los superhéroes y a los piratas.
Junto a los que cantan, y con los q bailan, con grandes y pequeños. Con las mamás y los papás, con los hermanos y hermanas.
EN TODOS SE ENCUENTRA
MARZO
Nos adentramos en la cuaresma.
Aquí está, junto a la túnica y el capirote. Aquí se queda, y mientras, comienzan a salir nazarenos de la iglesia. En todos se queda. Hay quien la haya, en el olor a incienso. Otros, en el olor de vela quemada. Algunos se topan con ella con el olor y sabor de las torrijas. Otros, llevan tiempo sintiéndola, con el olor a azahar del ambiente.
Hay quien la localiza en las miradas, en esos ojos bajo un antifaz, con un cirio, con una cruz o repartiendo caramelos y estampitas.
Pocos, son los que la encuentran en brazos de otros, a una altura que les permite observar por encima de los demás, a esa altura que permite ver esa alfombra de músicos tras el paso. Aquí está, aquí se queda. Un cristo, una virgen.
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ABRIL
El cielo se pone gris. Las nubes lo cubren todo. Yo no la veo. Yo sí. Las gotas comienzan a caer. Y caen, caen, caen sin parar. Entre las gotas se encuentra, o no. Un paraguas abierto. Unas botas puestas. Aquí, al lado de mis pies, junto a un charco se encuentra. Y salto, salto, salto. El ambiente está húmedo. Me llega un olor a hierba fresca. Veo la lluvia caer a través de la ventana. Me gusta. Alguien se cruzó con ella bajo la lluvia, como mucho un minuto o dos. Ese tiempo fue suficiente. Todo cambió.
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MAYO
Yo la veo en el armario, junto a las calzonas y camisetas de manga corta. También la veo en una caja de cartón, junto a los chándal y abrigos, sudaderas y polares. Alguna que otra manta también hay.
Está conmigo todo el tiempo. Está conmigo en el parque, porque el sol ya no se esconde tan pronto. Está conmigo y mis amigos, porque todos jugamos a la pelota. Está conmigo en los columpios. Está conmigo en el tobogán. Está conmigo en el cine, junto a mi familia, con las palomitas y chuches.
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JUNIO
Qué calor!! Yo la veo, yo no. Las clases a punto de terminar. Últimos apuntes, últimos exámenes. Últimas fichas, terminado todo. El curso llega a su fin con una fiesta. Todos los niños y niñas del centro están en el patio. Todos la ven, incluso maestros y maestras. Una música de fondo, unos bailoteos por grupos, un taller de pintacaras, un taller de globos de agua. Sigue con nosotros, sigue en el patio, sigue en el ambiente. Y de repente, suena la sirena. Yo la veo, yo no. Besos, abrazos, despedidas.
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JULIO
Miro en una caja, y no está. Miro en otra, y pasa por mi vera al ver los bañadores. Me los tengo q probar. Miro en otra caja, y no está. Y al abrir la última me aparece una concha con restos de arena. Es la concha que me regaló mi abuelo el verano pasado cuando fuimos a visitarlo. Y aquí estoy, quitándole el polvo a la maleta para poder meter en ella bañadores y toallas. En unos días estaré otra vez allí, estaré otra vez con mi abuelo y con mi abuela. ¿Estará en la maleta? ¿Estará en casa de los abuelos? Donde esté, allí estaré. Seguro que me acompaña en el viaje. Tengo ganas de que llegue el momento de partir hacia el pueblo de mis abuelos. Tengo ganas de ver ese pueblo tan distinto al mío, distinto en colores, distinto en olores. Tengo ganas de sentir la arena en mis pies. Tengo ganas de oír la bocina del camión de los helados. Tengo ganas de oler a mar. Tengo ganas de saltar entre las olas.
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AGOSTO
Aquí está conmigo, junto a mí, en el borde de la piscina. Se va y aparece mamá. Trae el bote del protector solar. Y vuelve junto a mí, a estar conmigo en el borde de la piscina. A la de tres, saltamos juntos: 1 2 3 y aquí estamos, metidos en el agua. Nadamos. Buceamos. Jugamos. Nos salimos. Tomamos el sol un ratito.
Vuelve mamá, y me lleva a la sombra, es hora de comer. Al acabar me echa de nuevo crema. Y rápidamente me coloco en el borde de la piscina. A vuelto otra vez, y a la de tres nos tiramos. Nadamos. Buceamos. Jugamos. ¡Qué buena tarde en remojo! Pero el día se acaba y volvemos a casa. Y aunque el cansancio hace que cierre los ojos, aquí está, no se ha ido, sigue conmigo.
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SEPTIEMBRE
Ya no está. O sí? Yo no la veo. Yo sí. Se acaban los baños en el mar. Las piscinas se cierran. Aquí no está. Puede que la encuentre mañana, mañana cuando esté delante de la puerta verde del cole. Marchena, desliza la puerta, y entre todos aparece, entre pequeños y mayores, entre padres y madres. Sí entre todos, aunque aparece de forma diferente entre los afortunados que la cruzan por primera vez. Una lágrima, o dos, nostalgia. Pero está aquí.
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OCTUBRE
Unos días con la familia. Unos días con los amigos también. Unas casetas de feria. Aquí está, no nos abandona. Entre los bailes y palmas. Junto al pescaito frito, al lado del rebujito también. Está en todos sitios. En la caseta municipal. En el tren de la bruja. En los coches locos. En la noria. Estaba allí, acurrucada ante nuestros ojos. Una vez más, no habrá sido vista
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NOVIEMBRE
El otoño se respira en el ambiente. Una viejecita, con su pañuelo y su delantal la espera en el dintel de la ventana. Mientras, caen las hojas marrones y amarillas de los árboles. Y la espera... Y la espera... Nunca la vió venir. ¿O sí? Hay personas que no saben reconocerla. No saben cómo es. Incluso hay quien ha levantado un muro a su alrededor, y no la deja acercarse. Se encierra en su casa, en su habitación, en sus pensamientos.
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DICIEMBRE
Qué frío!! Pero frío, frío… Y de repente, sin esperarlo, empezó a nevar, pequeños copos de nieve manchaban la ciudad de blanco. El frío estaba por todos lados. Un viejecito la encontró dentro de un copo de nieve. Por un instante, volvió a ser niño. Otros la hallaron con los dedos congelados. Se va, se queda. Circula por un lado, circula por otro. Pero recuerdo una vez, durante una reunión familiar, tras comer, mientras se hablaba, se hicieron bromas. Y sin querer, sin darme cuenta, se escondió en una lágrima y me llenó de nostalgia.
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ESA PEQUEÑA COSA INVISIBLE Y SIN EMBARGO GIGANTESCA QUE ALGUIEN UN DÍA LLAMÓ FELICIDAD
LA FELICIDAD EN TODOS SE ENCUENTRA
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